Las estaciones del amor matrimonial

Las estaciones en el matrimonio se van tan rápido como en la
naturaleza, si nos descuidamos se pueden pasar como de noche: sin
darnos cuenta, sin gozar de ellas.

El amor matrimonial tiene sus estaciones tan bien definidas como la
misma naturaleza; para gozarlas a plenitud es de suma importancia visualizar y
valorar su belleza. Hoy que se encuentran en los preparativos de la boda, están
a sólo un paso de comenzar a vivirlas, la primavera será la primera en llegar.

Y tal como ustedes, la naturaleza se encuentra a unos
días de vivir un nuevo ciclo: la primavera, que llega con sus días más largos y
calientitos, con sus collares de flores adornando ancestrales árboles, en
especial en nuestra bella ciudad donde los famosos árboles llamados
“primavera” exhiben un amarillo intenso hermosísimo que parece anunciar a
gritos la alegría de vivir.

Ahora bien, ¿podrían ustedes decirme cuál es la
estación más bella del año? ¿Será acaso la radiante primavera vestida de
flores? ¿El verano con sus intensas lluvias y verdes campos? Seguro más de
alguno me dirá que el otoño por sus lindos colores, el crujir de las hojas al
encajar nuestras pisadas y su mágica luna de octubre. Otros más,
preferirán el invierno que en su crudo frió obsequia al mundo los más
intensos y gratos momentos de calor, alegría y paz. Pues yo les digo que
ninguna, cada una de ellas tiene y ofrece sus maravillas. Sin una, no podríamos
gozar de la otra, están interrelacionadas y, prácticamente, dependen una
de otra. Lo mismo sucede con las estaciones del amor matrimonial.

 

Primavera

Están por comenzar con la primavera de su vida matrimonial, llenos de
resplandecientes ilusiones y flores de esperanza. De la misma manera que lo
hace la Madre Naturaleza, la primavera del amor matrimonial llega eufórica,
alocada, vertiginosa, queriendo manifestar su presencia en cada instante y
momento. Los recién casados que viven esta estación, sienten y proclaman que se
encuentran listos hasta para morir de amor. Todo es nuevo: su casa, sus
muebles, sus vajillas, sus sábanas, sus toallas, sus sueños… ¡su mundo! La
primavera de la vida en pareja es maravillosa pues en ella está el comienzo.

Verano

Después llegará el impetuoso verano matrimonial y ¡hay que estar muy
atentos! Con él llegan los hijos y sentirán que la atmósfera se cubre de un
calor agobiante; pero, si aprenden a gozarlos, educarlos y formarlos, entre los
dos, podrán convertir este ciclo en un verano frente a la playa observando con
emoción las olas del mar, disfrutando de la tranquila brisa y el espectacular
panorama, sin preocupaciones ni angustias.

 

Otoño

Aunque parezca lejano, el otoño matrimonial convertirá en adolescentes a
sus hijos. Aquellos pequeños con quienes resultaba tan fácil gozar, compartir y
convivir, se volverán complicados; sin embargo, la unión de ustedes dos no sólo
ayudará a estos chicos sino que fortalecerá su amor de pareja. Estoy segura que
han sonreído pensando en que falta mucho para ese día; pero, así como para su
padres ha sido muy repentino el que dejaran el seno familiar para formar su
nuevo hogar, tal cual llegará el día en que sus pequeños decidan formar su
propia familia. Entonces, ustedes se reencontrarán.  Por eso, nunca
deben olvidar que, en el matrimonio, el amor conyugal debe ser más fuerte e
intenso que el que se ofrece a los hijos quienes llegan, los gozamos y se van.

 

Invierno

El inverno del matrimonio no es, por nada, algo que temer; muy al contrario,
deberá ser nuestra meta. Eso de ser abuelos debe ser genial pues todo adulto en
plenitud tiene mucho que compartir; ellos sí viven para darse a los demás. Si
desean llegar a un bello invierno matrimonial deberán  trabajar desde hoy
en el respeto y la confianza hacia su cónyuge.

Y si desean llegar a vivir un invierno maravilloso,
comiencen desde ahora con una comprometida primavera en la que las emociones y
esperanzas por una felicidad plena sean constantes esfuerzos de ambos. Al
llegar el matrimonio a su fase invernal, intentarán en vano  recomenzar,
mas no tenemos esa capacidad que ofrece la naturaleza de volver a empezar,
nuestros hijos lo harán por nosotros.

  Los lleve en unas cuantas
líneas por todas las estac
iones de la vida matrimonial, increíble
¿verdad? En la vida sí serán rápidas, pero no irán tan de prisa. Con esto,
quiero hacerlos tomar conciencia de que no debemos brincarnos ninguna etapa
pues seria todo un desastre si permitimos que  el orgullo, el dinero, las
drogas o el sexo nos lleven a alterar este hermoso ciclo matrimonial. El mundo
actual no está establecido para procurar el bien de las personas en el
matrimonio, muy por el contrario: lo ataca. Antes era encantador admirar
parejas mayores de la mano de su único amor; sin embargo, hoy es casi
imposible.

De aquí lo imperioso de saber gozar a plenitud cada
una de las estaciones que la vida matrimonial nos va ofreciendo, no dejen que
la prisa, la rutina, la sociedad, las infidelidades ni nadie más les impida
disfrutar al máximo cada estación matrimonial.

 


 

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