El pan en la mesa

Rebanadas de baguette, bolillitos, bollos, cuernitos,
bollos integrales, pan de ajo, de cebolla, con semillas, en fin, su sabor es
exquisito y es el mejor acompañante en la hora de la comida. Pero, antes de
llevar a la boca el primer bocado, habrá que conocer algunas reglas de etiqueta
con relación a este delicioso alimento.

Su textura suave y esponjosa, la agradable sensación
de un trozo de pan entre los dedos y su peculiar aroma, son sólo algunas de las
cualidades del pan. Dentro del protocolo, éste juega un papel singular, pues lo
que para muchos es costumbre, como hacer bolitas con el migajón al momento de
comer o dar una mordida directa al bollo, puede resultar de muy mal gusto.

Por principio de cuentas, las piezas
individuales o rebanadas de pan se colocan sobre un cesto para que, de ahí,
cada comensal tome las piezas que crea conveniente. El plato del pan, donde
cada comensal colocará su porción, estará ubicado a la izquierda de su plato, a
la altura de las copas.

El comensal troceará el pan únicamente
con los dedos (no es necesario utilizar cubiertos para tal fin, ni
tradicionales ni especiales) y lo hará a medida que lo vaya comiendo. Es
incorrecto deshacer todo el pan en pedacitos para después comerlos. Tampoco es
correcto dar mordiscos directamente a la pieza de pan o rebanada.

El pan se trocea únicamente sobre el
plato de pan, evitando así que las migas caigan sobre la mesa, las salsas o las
viandas. Habrá que cuidarnos de no hacer muchas migas al momento de trocearlo,
aunque en algunos tipos de pan esto resulta prácticamente imposible.

Cuando el pan posee una parte que no nos
agrada como una corteza muy tostada, el migajón o las orillas, ésta se colocará
sobre el plato de pan o si se prefiere, sobre nuestro plato cuando hayamos
terminado; de esta manera cuando nos retiren el plato se lo llevarán.

Aunque suele ser costumbre de algunas
personas, es incorrecto mojar el pan en fuentes o salseras comunes, ni usando
la mano ni con el tenedor. El pan no debe salir de nuestro plato.

Gracias a que este alimento sirve de
acompañante para casi todos los platillos, podemos empujar con él algún pequeño
trozo de alimento que se resista a ser tomado con el tenedor o la cuchara.
Cuando esto suceda, el trozo de pan se deberá comer o al menos dejarlo a un
lado del plato, pero nunca en la mesa y mucho menos en el platito del pan.

Ahora sí,
estamos listos para el primer bocado. ¿Me pasas los bollos, por favor?

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