Adolescencia, paternidad y psicoterapia

La adolescencia es la etapa de tránsito entre la
infancia y la edad madura. En este periodo, el ser humano sufre una serie de
cambios fisiológicos, sexuales, culturales y sociales que le permiten recibir
su nueva condición de adulto joven. En términos generales, se extiende desde
los once hasta los veinte años, más menos.

Tradicionalmente, en nuestra cultura occidental, la adolescencia ha sido asociada desde mediados del siglo XX con rebeldía y con un distanciamiento entre padres e hijos. Satanizada algunas veces, romantizada otras más, la adolescencia está rodeada de una gran cantidad de historias, mitos, realidades y una densa carga cultural.

 

Me parece importante subrayar que la adolescencia no tiene que ser, necesariamente, una etapa conflictiva y tortuosa para el adolescente y sus padres. Si la relación padres-hijo ha sido mala, es probable que en esta etapa empeore. Por el contrario, si ha sido buena durante la infancia, hay muchas probabilidades de que continúe así.

El tono de la relación entre padres e hijos estará definido por el grado de comunicación que exista entre ambas partes, la educación recibida por el hijo, el temperamento de éste, la forma en la que los padres vivieron su propia adolescencia, así como sus creencias de éstos acerca de lo que representa y cómo debe ser vivida la etapa en cuestión, además del temperamento del mismo adolescente.

 

Viviendo el duelo por la infancia pérdida, el adolescente alterna periodos en los que trata de volver a ser niño con periodos en los que intenta comportarse y ser adulto. En una especie de larguísimo limbo, el adolescente abandona su papel de niño mientras su identidad adulta no termina de llegar, lo que eventualmente le puede ocasionar angustia, pérdida de energía psicológica y hasta depresión.

Los padres por su parte, se debaten entre seguir tratando a sus hijos adolescentes como niños (lo que equivale a un mayor control y al mismo tiempo mayor protección) o tratarlos como adultos (que implica darles mayor autonomía, libertad y un mayor grado de responsabilidad).

Algunos de los problemas que pueden sufrir los adolescentes y que tratamos en Vida Plena Centro de Desarrollo Humano, son:

 

  • Baja autoestima.
  • Angustia.
  • Depresión.
  • Acoso escolar (Bullying).
  • Estrés por la elección de carrera.
  • Timidez y aislamiento.
  • Divorcio de los padres.
  • Identidad sexual.
  • Bajo rendimiento escolar.

 

Cuando detectamos en la consulta problemas como alcoholismo, drogadicción, anorexia o bulimia, derivamos al adolescente a profesionales de la salud especialista en estos temas.

Actitudes positivas y saludables de los padres hacia los adolescentes

Pensemos en positivo. ¿Cuáles son aquellas actitudes y conductas por parte de los padres que abonan a una relación saludable y nutricia con sus hijos adolescentes? Enumeramos algunas de ellas:

 

a)  Mantienen una comunicación abierta y bidireccional con sus hijos. Son capaces de escuchar siempre a sus hijos y, a su vez, capaces de expresarse adecuadamente de manera que su mensaje sea recibido por los adolescentes. Mantener siempre un canal de comunicación abierta no implica, de modo alguno, que los padres siempre concederán las peticiones de los adolescentes.

 

b) No condicionan su amor hacia sus hijos. Los adolescentes saben que sus padres siempre los amarán y que este amor no está condicionado a su buena o mala conducta. Esto no quiere decir que habrá permisividad y relajación en la disciplina del adolescente.

c) Tienen reglas disciplinarias claras, firmes y consistentes, de manera que el adolescente sabe siempre a qué atenerse en caso de trasgredirlas. Es importante que la disciplina no tenga que ver con la volubilidad del ánimo de los padres ni con la capacidad del adolescente para “ablandarlos”.

 

d) Fomentan el desarrollo y la independencia del adolescente en un continuo gradual, saben que no tienen que esperar a que éste cumpla dieciocho años para otorgarle la libertad y responsabilidad de un adulto, van dosificando estos dos elementos de acuerdo a las circunstancias específicas del caso.

e) Aceptan a sus hijos con todos sus sentimientos. Saben que los adolescentes tienen cambios de humor y atraviesan por periodos de incertidumbre y ansiedad; los cambios hormonales también influyen en el comportamiento de éstos. Por ello saben que berrinches, llanto o portazos pueden ser parte de esta etapa sin sobredimensionar estos elementos. Actitudes de los padres como “Quita esa cara de palo, lo que te dije no es para que te enojes” o “¿Para qué lloras? No ganas nada llorando”, no ayudan en nada al proceso del adolescente y pueden propiciar que se sienta más aislado y ansioso.

 

f) Dan a sus hijos información clara, precisa y suficiente acerca de aspectos como:

 

  • Métodos anticonceptivos.
  • Enfermedades de transmisión sexual (ETS).
  • Uso y abuso de sustancias tóxicas.
  • Seguridad física y emocional del adolescente en cualquier lugar en el que se encuentre.

 

Me parece que este es uno de los puntos en los que más fallan los padres de nuestros días. En su afán de mantener a sus hijos en una burbuja rosa, y de “no darles ideas de libertinaje”, les niegan la información necesaria para que afronten los peligros de la vida que les ha tocado vivir a los adolescentes de nuestros tiempos.

A manera de ejemplo, en el aspecto de vida sexual del adolescente, les comento a sus padres: “Su hij@ inciará su vida sexual con o sin su autorización. Ustedes deben decidir si lo mandan a la guerra sin fusil, con la malinformación que pueda obtener de amigos de su edad, iguales de inexpertos en el asunto, o le proporcionan los medios para que pueda evitar un embarazo o una ETS cuando decida iniciar su actividad sexual”.

 

En la psicoterapia con adolescentes, es particularmente importante la empatía que pueda surgir entre cliente y terapeuta desde un principio. El adolescente es receloso por naturaleza para confiar en adultos y por ello es necesario que el terapeuta ponga especial énfasis en lograr un clima de confianza y calidez en el que se sienta escuchado, cómodo y seguro, listo para abrir su mundo interior.

Es preciso recordar a los padres de adolescentes, que aunque sean aquellos los que pagan por el tratamiento psicoterapéutico, la confidencialidad del proceso se maneja es igual que con todos los clientes. Lo que el adolescente trabaja en la consulta no se le puede comunicar a los padres a menos que abone al proceso psicoterapéutico y que tengamos el consentimiento expreso del adolescente. En ocasiones es recomendable alternar las sesiones individuales del cliente con sesiones en las que se encuentren presentes los padres, hermanos y otros miembros del entorno, eso depende del caso particular.

 

El tema tiene muchos matices y aristas que podemos recorrer en este espacio si así lo desean, háganoslo saber. Esperamos sus comentarios y/o dudas, al finalizar el artículo o en [email protected]

 

* Raúl Antonio Reding, consultor en desarrollo humano, terapeuta individual, de parejas y facilitador de grupos. Contáctalo en Vida Plena GDL (Guadalajara, Jalisco), web: http://vidaplenagdl.blogspot.mx/, Cel. 33 3952 7845, [email protected], Twitter: @VidaPlenaGDL

 

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