Las visitas: ¿momento agradable o dolor de cabeza?

Recibir la visita de
familiares o amigos en casa es una bendición pues nos habla del afecto y la
gran estima que ellos sienten por nosotros; sin embargo, habrá días en los que
sus invitados y sus planes no coincidan.

Ningún hogar esta exento de
recibir la visita de familiares o amigos y el de ustedes en algún momento las
tendrá, bien sea por invitación suya, porque avisaron que llegarán o, incluso,
porque andaban cerca y se les ocurrió darles la “sorpresa”. En sus manos está
prepararse para que éste momento se convierta en una situación agradable y no
en un dolor de cabeza.

Existen
muchos motivos por los cuales su hogar abrirá las puertas a sus más allegados,
desde el clásico festejo de cumpleaños o éxito profesional, hasta las reuniones
que nos toca organizar cada determinado tiempo para recibir a nuestros
familiares o amigos y sin olvidar aquellas donde, por alguna celebración
familiar como bodas, graduaciones y este tipo de eventos —que en muchas
ocasiones no son de nosotros aunque sí de algún familiar o amigo—, nos vemos en
la necesidad de recibirlos como huéspedes.

La primer
visita oficial y, quizás una de las más importantes, será la de sus papás para
conocer su nuevo hogar. En este caso, lo más común es realizar una comida o
cena para recibirlos ya sea el mismo día si ambas parejas congenian o, bien, en
días diferidos. En el caso de los padres que radican en otra ciudad, la visita,
entonces, se convierte en hospedaje; ante esto, por muy buena relación que
lleven con ellos, su estancia se convertirá en un gran reto por el significado que
ellos tienen en nuestras vidas y, claro, por sus hábitos y costumbres.

Sea el
tipo de visita que sea, su ritmo de vida cotidiano se verá alterado y requerirá
de todo su tiempo y atención para sacar adelante el compromiso; recibir a sus
padres, cuñados, hermanos, amistades y hasta sobrinos, requiere de organización
como pareja y más aún si el motivo de la visita es su boda, lo cual requerirá,
además, la colaboración del resto de sus familias sin importar si los invitados
son tuyos o de él, pues pronto se convertirán en una sola familia. 

Aunque es
muy cómodo delegar toda la responsabilidad de las visitas a la madre de familia
o ama de casa, debemos estar conscientes de que la responsabilidad es también
de la pareja y del resto de los miembros de la familia, aún cuando el huésped
no haya sido invitado por ambos miembros de la pareja o por toda la familia,
sobre todo en el caso de que planee pasar unos días con nosotros. Por lo tanto,
la cooperación y atención hacia el huésped deberán ser prioridades; nunca faltará
aquel que desee mantenerse al margen de la situación, así que habrá que
exhortarlo de la mejor manera a participar en las actividades pues siempre
habrá algo en lo que podrá intervenir, desde llevar al invitado a conocer la
ciudad o a realizar sus compras, hasta algo tan simple como cederle la mejor
habitación, planear actividades en conjunto, etcétera.

La
planeación y la organización siempre serán sus mejores aliados, bien sea para
recibir visitas por uno o varios días o para organizar una reunión de unas
horas como una comida, cena y hasta un simple café.

Aunque en
el proceso de la planeación y organización siempre iremos sobre el lineamiento
de que todo nos salga bien, los imprevistos pueden surgir en cualquier momento;
ante esto, habrá que respirar profundamente y buscar la manera en que podremos
manejarlos y solucionarlos.

Por
último, encontramos el “después”: lo que viene al término de la visita o
reunión. Este es uno de los factores que pocas veces tomamos en cuenta y, quizá
por ello, se convierte en la parte más estresante y desgastante; cuando vemos
la casa hecha un desorden y hay que volver a su lugar todo aquello que se movió
o modificó para complacencia de la visita, es cuando nos dan ganas de salir
corriendo. Esta es una excelente opción para iniciar con las labores de equipo
dividiendo las tareas entre la pareja o entre todos los miembros de la familia,
lo cual podría propiciar una agradable convivencia y más aún si deciden
amenizar el rato con su comida y bebidas favoritas. Prepararse tanto física
como emocionalmente los ayudará a salir adelante de esta situación. 

Y claro
que en el tema de las visitas, nunca faltarán aquellas que gustan de llegar sin
aviso previo, a las cuales se les recibe por cortesía pese a tener que
interrumpir actividades que ya tenían planeadas. Estas visitas pueden
convertirse en dolor de cabeza cuando se les vuelve “costumbre” llegar sin
aviso. Para solucionar este “problemita”, puedes pedirles que la próxima vez te
avisen porque tienes “X” cosas qué hacer, y si no entienden, de plano hay que
hacer lo que me comentó una agradable dama en plena conferencia: no abrir la
puerta. Suena drástico, pero funciona.

Así
que  cuando lleguen las visitas, en
sus manos estará que se convierta en un momento agradable o en un «dolor
de cabeza».

 

* Lic. José Humberto Magaña Gamez, Consultor Empresarial
y Conferencista entre otros temas de: “Administración y finanzas del hogar para
la mujer de hoy” y “Cómo ser una buena ama de casa y no morir en el intento”.
Especialista en Economía del hogar y pareja (asesoría personal), contáctalo al
teléfono: (01 33) 3632 6370 o en: [email protected]
 http://finanzasylaboresdelhogar.blogspot.com

 

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