Las Islas Vírgenes Británicas

Podemos comenzar asegurando que las Islas Vírgenes Británicas son el
marco ideal para el romance porque lo hemos vivido. Hemos sido afortunados de
vivenciar esa sensación que destaca dentro de todo el brillo y la presencia de
grandes hoteles, porque cada propiedad en la que estuvimos ofrece un espacio
íntimo, inspirado en la naturaleza, especial para un buen retiro amoroso.

 

Para los enamorados no son prioridad las fiestas ni los bares de su
capital Tortola, pero los mencionamos porque contrastan con la dulce quietud de
las demás islas. Para el que mira
en los ojos del otro con asiduidad, la pureza de su tierra es su atractivo
principal admirando el ver reflejadas en las pupilas del ser amado las laderas
verdes cubiertas con antiguos árboles de caoba y cactus, las playas prístinas
de aguas turquesa, los amplios arrecifes coralinos y la vasta vida silvestre
con santuarios que acogen a especies en extinción, como la iguana.

Nuestro primer día de paseo a la Isla de Anegada se
inició con un vuelo de siete minutos y una visita a un conservatorio donde se preservan
iguanas, establecido para proteger a su cada vez más reducida población debido
a la acción de felinos y otros depredadores, como el hombre que en el Caribe
las ha cazado durante cientos de años para saborearla en sopas y asados. El
conservatorio “Iguana Project” está dirigido por Fort Forth Zoo (Texas), por
cuya actividad dedicada a la protección de los huevos de iguanas e iguanas
bebés, ha conseguido salvar a la población de esta especie.

 

 

Pero, ¡comencemos por el principio! Más de 60 islas
conforman el distintivo paisaje alrededor del Canal Sir Frances Drake,
incluyendo las islas principales, Tortola, y Virgin Gorda, que se extienden
formando la frontera este. Cuentan, además, con Jost Van Dyke hacia el oeste y
la dulce Anegada al norte, así como una serie de islas más pequeñas que
resaltan como puntos hacia el sur.

Las Islas Vírgenes Británicas (BVI por sus siglas en
inglés) dejan ver sus diversos secretos en cada una de sus ensenadas y bahías;
pero, para conocer más de esas historia de piratas que incluyen al afamado
Blackbeard, las fantasías de la infancia de Robinson Crusoe empiezan a cobrar
vida en retiradas playas que parecen no haber sido tocadas por siglos.
Recomendamos chartear un yate, como el de 46 pies de Power Boat Rentals BVI que
la Oficina de Turismo de las Islas Vírgenes Británicas rentó para nosotros con
un día de recorrido por las islas.

Jost Van Dyke

La primera parada fue Jost Van Dyke, pequeña isla ubicada al noroeste de
Tortola. Con apenas unos pocos de cientos de habitantes, playas espectaculares
y algunos bares y restaurantes a orillas del mar, éste es un lugar para
relajarse y brindar por la belleza de la isla, sus hermosas bahías, amigos,
familia y cualquier otra cosa que venga a la mente después de degustar un “mata
dolores”… o dos, preparados con ron local. Luego, una breve parada en el
“Soggy Dollar Bar”, que recibe su nombre porque sus clientes después de
desembarcar pagan sus tragos con billetes empapados (soggy
). Era un poco temprano para un “mata dolores”, así
que tras tres cuartos de la bebida, ya era hora de almorzar.

Foxy’s queda a orillas del mar y al aire libre. Allí
hablamos con el dueño y almorzamos deliciosamente acompañados con una cerveza
fría. El “Sr. Foxy” ha estado en el negocio por un largo tiempo y es bastante
conocido por su compromiso con la comunidad.

Tortola

Con una columna de montañas que se extiende por unos 1.500 pies, en cuya
base yacen playas de arena blanca que se funden con aguas de tonos azules y
verdes totalmente cristalinas, el colorido de Tortola, capital de las BVI, con
sus casas pequeñas de techos de madera y sus callejuelas con aroma a naranjas
circuladas por vientos suaves, ofrece un panorama que hace retroceder siglos
atrás. Los gallos pululan por algunas partes de ésta, la isla más grande y la
principal de toda la cadena de islas —con el 80% de la población total—, que
ofrece de todo, desde espacios para la total tranquilidad hasta cualquier
actividad acuática imaginable, incluyendo paseos en yates o veleros, y diversión
nocturna. 

 

Al contar con cientos de bahías, esta isla ofrece
aventuras marítimas en el sur, desde Nanny Cay y Road Town Harbor hasta el
elegante Soper’s Hole, donde se congregan los navegantes de alta monta.

Las opciones de alojamiento van desde pequeñas casas
a orillas de la playa hasta lujosos hoteles con restaurantes de comida local e
internacional. El día puede comenzar con un cappuccino
y un croissant, o si se levanta tarde y su estómago lo aguanta con un “roti” con curry
y carne o pollo, como almuerzo. Las noches invitan a degustar frutos del mar frescos, o para quienes no
son vegetarianos hay una selección de carnes importadas. Vegetales o carnes,
igual saben bien rociados con alguna de las cervezas del Caribe, o con una
excelente selección de vinos.

Anegada

La isla de Anegada, a once minutos de distancia de Tortola en vuelo de
VI Air Links, recibe a sus visitantes con 37 kilómetros de playas vírgenes,
suculentos festivales de langosta, posadas para descasar, un pequeño hotel y
muchos retos en cuanto a navegación se refiere. Incontables embarcaciones se
han perdido entre sus arrecifes de coral, lo que la convierte en un paraíso
para los amantes del buceo y el snorkelling
.

El Anegada Reef Hotel tiene un restaurante al aire
libre para disfrutar de una deliciosa ensalada de langosta, una cerveza
caribeña y una amena conversación con su amable propietaria Lorraine Wheatley.
Sus langostas asadas y su salsa especial, atraen turistas y navegantes
provenientes de islas cercanas, incluyendo las Islas Vírgenes de Estados
Unidos.

Peter Island

Toma un ferry desde Tortola y llega a Peter Island, donde se encuentra
Peter Island Resort, que forma parte de la Lista de Oro de Conde Nast
Traveler’s
, un hotel al que se
accede sólo por bote o helicóptero. La isla está predominantemente desierta,
sin desarrollos, y sólo cuenta con un resort, espacios para escalar y caminos
para andar en bicicleta a través de los cuales se puede descubrir la flora y
fauna tropical autóctona de la isla.

Lo que Peter Island ofrece es un espacio para
relajarse más que un resort, y en ella la tranquilidad, el consentimiento y el
descanso mental son las actividades del día. La popular playa Deadman, bastante
cerca del bar y del restaurante, es el lugar perfecto para acostarse en una hamaca
y dejar que el mundo siga su curso. Si está en búsqueda de masajes, yoga
diaria, meditación y descansar con un libro frente a la playa, 7 ó 10 días aquí
serán suficientes para volver a estar listo y regresar a la carrera diaria,
pero las memorias de estos días, sin duda, le acompañarán luego de su regreso.

El resort tiene 52 habitaciones y villas de muy
buenos acabados construidas sobre un terreno de 1.800 acres, algunas de la
década de los setenta, otras son las nuevas Beach Front Junior Suites, con lujosas
bañeras dobles y hamacas. Deportes acuáticos sin motor, como kayaking y
veleros, están incluidos en el precio, así como tenis y gimnasio. Cinco millas
de isla con sus montañas, cabras salvajes, halcones, lagartos e iguanas,
mantendrán a los interesados en la naturaleza y la salud en un excelente
espacio para el cuerpo y la mente.

La culpabilidad que se puede llegar a sentir por la
comida, puede ser minimizada recorriendo estos paisajes antes de disfrutar de
la cena compuesta de tres platillos o el buffet. En la preparación de estas
comidas sólo se utilizan las carnes certificadas Angus más finamente
producidas, langostas pescadas manualmente y delicados vinos. Los meseros están
siempre dispuestos a complacer cualquier antojo.

Algo que destaca en este resort es su spa de 10.000
pies cuadrados, ubicado entre vastos acres de flora y fauna con vista al
océano, suites con vista al mar donde se pueden disfrutar tratamientos de spa
especializados, ayurvédicos y masajes Thai, así como jacuzzis al lado del océano
y gran gimnasio, entre otras.

Peter Island es el lugar para el buceo y el
snorkelling, con 30 lugares para bucear ubicados a una distancia de 20 minutos
en bote. El afamado bar y restaurante flotante “Willie T’s” se encuentra cerca
y ofrece una bebida en el bar submarino en el viejo Baltic Schooner o saltar
desde el techo del bote con o sin ropa. Bien sea que se esté en búsqueda de
relajación total o actividad, Peter Island encantará a sus visitantes.

Virgin Gorda

Virgin Gorda es la segunda más grande de las Islas Vírgenes Británicas,
distinguida por sus exclusivos resorts. Tuvimos el placer de hospedarnos en el
Rosewood Little Dix Bay Resort, previamente propiedad de Laurence Rockefeller.
Resort boutique atemporal donde la tranquilidad se vive como en ningún otro
lugar del Caribe. Exquisita cocina —y el personal te mima y complace con
peticiones como una infusión de limoncillo o Lemon Grass
recién cortado, o un jugo de naranja natural—, el
Sense Spa, villas de lujo, habitaciones y suites frente al mar, escondidas
entre árboles tropicales que despiden esencias exóticas.

Después de una noche de sueño profundo, nos esperaba
una cita para masajes en el Sense Spa Rosenwood, con vista al Canal Sir Francis
Drake. Éste ofrece una variedad de especialidades del Caribe que combinan
fuentes botánicas indígenas locales con prácticas terapéuticas y conceptos
avanzados en salud y bienestar. Tratamientos que llevan el sello de este spa
incluyen la Envoltura Corporal de Leche de Cabra y Miel, y la Exfoliación de
Sales de la Isla, así como clases de yoga, pilates y meditación.

Luego de 50 minutos de masaje con tu pareja como
coparticipe de la relajante experiencia —cada uno con su terapista—, comienzas
a despertar de uno de los masajes más relajantes que hayas recibido jamás
porque, bien sea dicho, hay masajes de masajes. Con cielos azules, nubes
blancas a lo alto e islas distantes, tomas una ducha al aire libre y te relajas
en un pequeño jacuzzi para, poco a poco, regresar al mundo junto a tu amado en
la cima de esa montaña. Es una hora de separación de la tierra, un verdadero
antídoto para el estrés.

Little Dix Bay resort ofrece cenas privadas en la
playa iluminadas con antorchas, paseos en bote por un día alrededor de la isla
ya sea en catamaranes o lanchas rápidas con paradas en ocho diferentes playas
de Virgin Gorda, paseos en Jeep y visitas a los mundialmente famosos Baños. Los
caminos naturales en Cow Hill y Savannah Bay proporciona el ejercicio necesario
para poder disfrutar de la extraordinaria cocina del Pavilion Terrace, con
vista a la bahía.

Este resort cuenta con una discreta elegancia,
combinada con playas maravillosas, privacidad, seguridad —no se usan llaves—,
tranquilidad, fina cocina, deportes acuáticos y tranquilidad, hacen de este
lugar un sitio especial apartado del bullicio de la sociedad.

No sorprende que el propietario de Virgin Airlines,
Richard Branson, haya comprado su propia isla en las Islas Vírgenes Británicas,
se le puede ver a menudo vestido con ropa casual y compartiendo con los
locales, sin seguridad. Eso dice mucho de las Islas Vírgenes Británicas y es
una de las razones por las que el 80% de visitantes que regresan a las islas.

* Yndiana Montes y Bill Milligan agradecen a la Oficina de Turismo de
las Islas Vírgenes Británicas las facilidades brindadas. Más información:
SoloCaribe Inc., www.solocaribe.com, [email protected].

Videos relacionados

1.
Acompáñenos en un vuelo
a Anegada, en las Islas Vírgenes Británicas:

http://www.youtube.com/watch?v=sw2T4WxVBtw

1.
Visite el proyecto Rock
Iguana de Anegada y vea la entrevista al biólogo del conservatorio, Kelly A.
Bradley

http://www.youtube.com/watch?v=a9Avo76LVkk

 

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