Existen los celos normales en la pareja

En consulta, me resulta frecuente escuchar quejas de hombres y mujeres sobre
las molestias que conlleva el que su pareja sienta inseguridad sobre la
fidelidad que se le prodiga. ¿Hasta qué punto los celos son normales? ¿Cómo
detectar si se trata de celos patológicos?


Esa falta de confianza provocada por los celos puede ser de diferente
intensidad y frecuencia, algunas veces tan vaga que no se puede identificar,
como lo sería que nuestra pareja se muestre molesto y no quiera hablar, otras
más fuerte como exigir la agenda del día con punto y coma imaginando que de
esta manera se controlará cada movimiento, o en casos más graves la celotipia
puede ser causa de agresiones
físicas, mentales y psicológicas. En cualquiera de sus manifestaciones, es
necesario que la pareja esté preparada para saber contener estas situaciones y
detectar en ellos mismos la diferencia entre celos normales y patológicos.

No siempre los celos se deben a la inseguridad emocional de la pareja.
Los celos normales son el resultado de un tercer factor que amenaza la
estabilidad de la relación; son una respuesta natural que se da ante la
inconformidad de ver que la persona en cuestión —sea el novio, esposo, amiga,
familiar, etcétera— prodiga mayor atención a otra persona —e incluso a objetos,
actividades, aficiones—, ya que despierta en nosotros el temor de perder la
relación que nos une con el individuo.

Se consideran celos patológicos cuando la amenaza es sólo imaginaria
llevando al extremo las reacciones con gran furia e intensidad, derivadas de
los ataques de rabia y dolor que siente quien padece esta enfermedad. Esta
situación desgasta la relación debido a constantes ataques violentos. La
persona celosa patológica siente total pertenencia de su pareja, al grado de
llegar a verla como una “posesión”, cual si fuera un objeto de su propiedad.

Los celos y la infedilidad están relacionados con conductas aprendidas
durante la infancia donde valores de tolerancia, respeto y reconocimiento de
los derechos del otro no fueron inculcados.

Es posible identificar tres tipos de celos: los celos normales, los
celos reprimidos y la colopatía desatada. 

Los celos normales o desconfianza
necesaria, es la reacción natural del individuo ante una posibilidad real de
perder a su pareja. Este tipo de situaciones son beneficiosas pues ayudan a que
la pareja comprenda que su relación requiere tiempo y mucha dedicación.

Los celos reprimidos crean una lucha
interna en quien los padece, la emoción celotípica se hace presente, sin
embargo, reprime su manifestación por considerarla incorrecta. Aunque pudiera
padecer lo mejor, no lo es, pues con el tiempo el enojo y la molestia
contenidos saldrán bajo alguna razón “socialmente aceptable” desencadenando un
problema mayúsculo.

El tercer tipo corresponde a la
colopatía desatada o la pérdida total del control de impulsos. En estos casos
quien padece la enfermedad llega a conductas en extremo violentas que pueden ir
desde escándalos públicos y descalificaciones constantes hasta golpes.

Es necesario comprender que los
celos no son algo que, desde la terapia, se pueda eliminar, sino más bien el
objetivo es controlarlos. “Las emociones no se suprimen, y los celos son una
emoción”. Controlarlos no es lo mismo que reprimirlos y ese será el camino más
adecuado para terminar con la profunda impotencia que genera este padecimiento
y que afectan no sólo a la pareja sino a quienes los rodean.

La terapia de pareja es muy
recomendable ya que en ocasiones las personalidades histéricas, consciente o
inconscientemente, pueden ser provocadoras de los celos de la pareja, la
terapia los ayudará a mantener la ecuanimidad y lograr un estado emocional equilibrado.

 

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