La ciclotimia

Últimamente se ha puesto de moda hablar del trastorno bipolar. Sin estar seguros del padecimiento, ante cualquier cambio de carácter, de manera despectiva se le etiqueta a la persona como “bipolar”. El trastorno ciclotímico se caracteriza por alteraciones de humor menos graves que el trastorno bipolar

El trastorno ciclotímico es parecido al trastorno bipolar (o maniaco depresivo como se le llamaba antes), pero en un grado mucho menor. Se caracteriza por oscilaciones del estado de ánimo que llevan a quienes lo padecen a periodos de depresión y euforia leves, menos graves que en el trastorno bipolar, presentando inestabilidad persistente aunque en ocasiones el estado de ánimo permanezca normal y estable durante meses seguidos.

La característica esencial de este trastorno es una alteración crónica del estado de ánimo con numerosos periodos de hipomanía y depresión. Un nivel leve de manía recibe el nombre de hipomanía, estado afectivo que conlleva alteraciones de ánimo de tipo expansivo, hiperactivo o irritable que se distinguen claramente de un estado ánimo normal. La hipomanía hace sentir bien a la persona ya que su comportamiento puede ser muy divertido y desinhibido, con mucha energía e incremento de productividad; sin embargo, puede convertirse en manía severa, como: gastar en exceso o manifestar conductas de riesgo entre las que se encuentran las relaciones sexuales sin protección, incremento del apetito, del consumo de alcohol, tabaquismo u otras sustancias.

Los síntomas que se consideran hipomaniacos son: nivel elevado de energía, actividad o inquietud, estado de ánimo eufórico, gran irritabilidad, pensamientos y habla acelerados, saltar de una idea a otra. Se distraen fácilmente y no se pueden concentrar. Dormir poco, creencias poco realistas acerca de sus capacidades y habilidades, juicio pobre, gasto excesivo de dinero, comportamiento diferente al habitual durante un periodo de tiempo, deseo sexual aumentado. Abuso de drogas, particularmente cocaína, alcohol y medicamentos para dormir, comportamiento provocativo y agresivo. Niegan que algo marche mal.

Para que se considere hipomaniaco, el estado de ánimo eufórico se da a la par tres o más síntomas durante la mayor parte del día —casi cada día—, durante cuatro días o más. Si el estado de ánimo es irritable, cuatro síntomas adicionales deben estar presentes. Sin el tratamiento apropiado la hipomanía puede convertirse en manía severa en algunas personas o puede presentar posteriormente una depresión.

El trastorno ciclotímico suele empezar en la adolescencia o en el inicio de la edad adulta. La frecuencia es igual entre hombres y mujeres, sin embargo, las mujeres tienden a buscar más ayuda que los hombres. En muchas mujeres el periodo menstrual provoca cambios de humor semejantes a la ciclotimia por lo que, para descartar este padecimiento, se puede registrar mes con mes los cambios en el estado de ánimo durante el periodo o regla.

Para su diagnóstico será primordial descartar cualquier tipo de padecimiento debido a una enfermedad médica como híper o hipotiroidismo; a enfermedades autoinmunes como lupus, artritis o infecciones virales, o debido al uso de sustancias estimulantes como anfetaminas o cualquier tipo de droga.

Es difícil diagnosticar este trastorno sin disponer de un periodo prolongado de observación, por lo que se requiere que los síntomas hipomaníacos y depresivos se alternen durante al menos dos años. Dado que los periodos de depresión no son tan severos para clasificarse como depresión mayor (propia del trastorno bipolar) y los periodos de euforia pueden ser muy agradables, la ciclotimia pasa frecuentemente desapercibida; no obstante, sin el tratamiento adecuado hay riesgo de que presentar el trastorno bipolar.

Flor acudió a terapia después de una pelea con su esposo en la que estuvo a punto de matarlo con un cuchillo. Se quedó sorprendida cuando le diagnosticaron el trastorno ciclotímico. Lamentó la ignorancia al respecto, después de tantos años batallando con su estado de ánimo y de cargar con el estigma de la “loca” de la casa. En su última etapa de manía se desbocó de tal manera que saturó sus tarjetas de crédito. Los intereses hacían impagable la deuda, hasta que le cayó el veinte. La depresión se hizo presente, tres meses se la pasó encerrada sin querer hablar con nadie, bajó considerablemente de peso y perdió el deseo hasta de bañarse. Las noches de insomnio incrementaban el problema, las discusiones con la pareja eran la regla. “La ropa sucia se lava en casa”, les dijeron sus padres, por lo que no pidieron ayuda. La violencia entre ellos se hizo tan patológica que en varias ocasiones llegaron a los golpes.

Recomendaciones
Sin un tratamiento profesional adecuado el costo emocional y económico puede ser elevado
Los fármacos prescritos por un profesional ayudan a regular los cambios del estado de ánimo, mejoran la hipomanía y la depresión. Sin embargo, cuidado con los antidepresivos ya que pueden disparar la manía.
La meta en la terapia es ayudar a entender la naturaleza del padecimiento y hacer conciencia para poder pedir ayuda en las señales tempranas.
Modificar las conductas que alteran los síntomas y aprender a vivir con los cambios
Procurar dormir ocho horas diario, una buena alimentación y practicar ejercicio de manera regular.
Integrarse a grupos de auto ayuda.
Tener precaución al tomar cualquier medicamento (para la tos y/o antigripales) ya que pueden alterar el estado de ánimo.

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