De la media naranja a la naranja completa

¿Cuántas veces nos preguntamos por qué hombres y mujeres pasan la vida al lado de una persona que no las hace felices? ¿Cómo pueden soportan relaciones destructivas por años?

Una pareja de novios que pelea todo el tiempo, un esposo que maltrata a su mujer y ella sigue a su lado, un hombre cuya esposa es posesiva y él permanece ahí. Miedo al abandono, sentir que la vida terminará o que nadie más querrá estar con nosotros son algunas de las causas de estos conflictos. Todo ello tiene origen en el “enganche” o “dependencia emocional”.

Verónica Mancilla, psicóloga del Instituto Mexicano de la Pareja, afirma que: “la dependencia emocional se origina en la falsa idea de estar en busca de ‘la media naranja’, de aquella parte que vendrá a ser nuestro complemento y nos hará felices como por arte de magia. Muchas mujeres tenemos la idea de esperar que un ‘príncipe azul’ nos rescate y nos haga ‘felices para siempre’. Ambas ideas son erróneas”.

Es por esta razón que algunas personas al momento de establecer una relación intentan fincarla en que el otro puede y debe cubrir sus necesidades. Sin embargo, la especialista puntualiza: “El esperar que el otro me dé y me resuelva, se convierte en una escena de dos mendigos pidiéndose pan, porque obviamente el otro, también, tiene carencias”.

¿Cómo saber si nos encontramos en un caso así? “Cuando no logramos diferenciar los límites de la propia individualidad, es decir, las fronteras entre mis objetivos, deseos y necesidades, y las de mi pareja, pues las siento como una prolongación mía. Otra señal de alerta es sentir que no se puede vivir sin el otro. Sí, las personas en una relación dependiente sienten que no pueden vivir sin el otro”, comenta la experta en psicología.

Por ello, antes de estar en pareja, la especialista sugiere como primer paso: “Estar consciente de quién soy, desarrollar mis capacidades y habilidades, y sentirme satisfecho con lo que soy, antes de emprender una vida con alguien más”.

Esto aunque puede parecer complicado no lo es si lo visualizamos como una misión diaria, en donde la soledad represente un momento de goce para realizar un diálogo interno que nos ayude a investigar lo que nos agrada y lo que no. Para lograrlo puede ser de gran ayuda el salir solos y hacer preguntas conscientes como: ‘¿a dónde quiero ir?, ¿qué quiero comer?’, piensa que tienes la oportunidad de hacer realmente lo que deseas.

Por otro lado, si ya nos encontramos en una relación dependiente, el camino en busca de mejorar puede ser complicado, pero no imposible de lograr. “Lo primero es identificar y reconocer que se está en una relación así. Después, es recomendable buscar ayuda profesional para trabajar en las capacidades de cada uno y, luego, en la relación de pareja”, sugiere la psicóloga.

Ninguna dependencia es sana, mucho menos una de ésta índole. Fomentar el amor propio y el conocimiento de nosotros mismos nos hace crecer como personas y propicia parejas felices. La comunicación con nuestra pareja también es fundamental, pues abre las puertas de un mejor entendimiento y crecimiento integral. La clave parece estar en hacer de uno mismo una “naranja completa”, para encontrar otra igual con la que se pueda crecer y compartir.

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