Las nueve bahías de Huatulco configuran su propia versión del paraíso que alcanza el pináculo en Quinta Real.

Incrustado en las faldas de uno de los cerros que bajan hasta la ensenada de Tangolunda, Quinta Real presume su arquitectura al sol. Esta afortunada mezcla de los estilos morisco y mexicano embellece lo sublime al combinar maderas preciosas, pisos de cemento pulido y techos de palma, con blanquísimas cúpulas e intrincadas celosías inspiradas en Las Mil y Una Noches.

Todas las habitaciones son suites con vistas parciales o totales al mar que lo remiten constantemente al paraíso a su alrededor.

El sueño es jugar en las dos piscinas infinitas, nadar en las aguas divinas del Pacífico, relajarse en el jacuzzi (hay uno en cada suite), jugar golf en el campo colindante o andar a caballo por la playa privada o las seis hectáreas de bosque tropical que durante esos días inolvidables serán suyas.