Te acepto tal y como eres


Nuestra pareja sentimental es la persona con la que deseamos compartir
nuestra manera de vivir, de ser y nuestra forma de amar, factores de gran
importancia por su valor y complejidad. Durante el noviazgo los obstáculos
simplemente no existen; sin embargo, una vez que comienza la convivencia diaria
bajo el mismo techo, hay que aprender a convivir, compartir y aceptar.

 Cuando las personas hablamos, sucede que también compartimos nuestros
sentimientos y pensamientos, esto es importante ya que nos exige, en primer
lugar, reconocer y entender nuestras emociones, para así estar en condiciones
de comprender las de nuestra pareja. Y para que la comunicación entre dos
personas sea más ágil y más fácil, es necesario saber si ambos hablan el mismo
idioma.

Hablar sin censura entre dos personas acerca de las necesidades de cada
una, es una forma de construir la libertad y la igualdad entre ambos; esto
también puede entenderse como una solicitud indirecta que el emisor envía al
receptor ya que al escuchar debe entender e intentar, en lo posible, satisfacer
sus necesidades. Ahora que están a punto de iniciar una nueva vida bajo el
mismo techo, es importante que conozcan las etapas que tendrán que atravesar
para fortalecer aún más su relación.

Primera etapa: la convivencia

En el proceso de la vida en pareja, la primera etapa refiere la manera
de vivir del otro. Nuestra capacidad para adaptarnos a su estilo de vida se
logrará de manera consciente o inconsciente; durante esta fase se pueden fijar
las normas y principios de convivencia que inlcuyen infinidad de variables o
formas de convivir, las mismas que con el paso del tiempo podremos aceptar si
son distintas a las nuestras, al hacerlo, favoreceremos el proceso de adaptación
logrando un mayor desarrollo emocional.

 

Segunda etapa: compartir

Compartir nuestra forma de ser con el otro es parte del ciclo. Para que
la unión logre una mayor solidez, es necesario que al cónyuge le agrade,
comprenda, acepte y tolere tu forma de ser, desde luego, siempre y cuando ésta
no sea una amenaza para su integridad física y mental, ni para la misma relación,
tal como lo sería un estilo de vida anormal: ser delicuente, irresponsable,
drogadicto, misógino, infiel, insensible emocionalmente o desajustado
mental. 

En este periodo se requiere que,
de manera periódica, cada uno de ustedes realice una reflexión sobre su forma
de ser y de relacionarse con su compañero. Esto puede resultar complejo ya que
tendremos que sacar a flote nuestras capacidades humanas y revisar la forma cómo
las comparto o utilizo para relacionarme con mi pareja: empatía, tolerancia,
respeto, solidaridad, comprensión, incluso analizar aquellos rasgos como el egoísmo,
el desinterés, la insaciabilidad, el ser muy demandantes, críticos, coléricos,
y todas aquellas conductas que me impiden disfrutar el tiempo con mi pareja.

 

Tercer etapa: mi manera de amar

La última etapa es todo un proceso que se sostiene en las dos fases
anteiores. Nuestra manera de amar se distingue, entre otras cosas, porque en
ella das y compartes amor de manera consciente o incosciente, y de esa misma
forma lo expresas.

Las personas damos amor, no lo
pedimos. Cuando la pareja está enamorada, ambos dan amor cada uno de la forma
en que sabe y puede hacerlo. La forma de amar de cada uno no debe ocasionar un
problema pues se supone que el otro, con anterioridad, aceptó de manera implícita
o explícita su manera de amar, de ser, de vivir, durante la etapa de noviazgo.


Es posible seguir amando a la
pareja sin importar si estamos o no de acuerdo con su forma de convivir o de
ser; sin embargo, es difícil aceptar la forma de ser o de convivir de alguien a
quien no se ama. Hay personas que antes de amar necesitan aprobar la forma de
ser así como el tipo de convivencia del futuro cónyuge, aunque pareciera lo
mismo, no lo es. Si no amas, es muy probable que no aceptes la forma se ser de
tu pareja ni su forma de convivir contigo. Para amar, es necesario aceptar
previamente, mediante la amistad y el trato cotidiano, la forma de ser y de
convivir con la persona amada.

 

* Dr. Psic. Héctor Ornelas Delgadillo, escritor, investigador, terapeuta
y psicotraumatólogo, fundador del Centro de Intervención en Crisis de Zapopan,
Jal. Contacto: [email protected]. Consultas: (33) 3656 7572, Cel. 044
333 490 28 13.

 

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