Las labores del hogar

“El hombre al trabajo y la mujer… a su casa”, así era el destino de las parejas en épocas anteriores; pero hoy, gracias al desarrollo profesional de la mujer y a la situación económica actual, las cosas han cambiado influyendo todo esto en las labores del hogar.

El aseo de la casa, de la ropa, de la cocina y el mantenimiento del hogar engloban la operación de nuestra casa; el éxito de este proceso dependerá, como todo, de una buena comunicación lo que nos lleva, por lo tanto, a tener una excelente organización.

Al igual que sucede con las finanzas del hogar, las parejas no se atreven a abordar el tema; prefieren dejar la operación del hogar para que sea la rutina la que vaya resolviéndola y organizándola. Esta situación, en lugar de convertirse en un aliado más que facilite la adaptación y nueva convivencia de la pareja llevándolos a un desarrollo y crecimiento más sólido, se convertirá en un enemigo latente que con cada labor y actividad aparecerá resaltando las diferencias entre los dos. Esto desencadenará pequeños problemas que empezarán a dañar, ya desde el mismo inicio, su relación.

Por ello es sumamente importante que desde el momento en que adquieren el lugar donde van a vivir y una vez que se han organizado financieramente, hablen acerca de la responsabilidad de las labores del hogar.

Aunque en la actualidad todavía exista cierta cultura “machista” de que sólo la mujer debe de encargarse de dichas actividades domésticas, la realidad es que la responsabilidad corresponde a los dos. Planteen esta cuestión y decidan que función le corresponderá a cada uno o, si así lo desean, quién de los dos se encargará de realizar la totalidad de estos quehaceres: tú o él, dependiendo de sus actividades profesionales, tiempo libre y/o sus gustos personales. La decisión deberá ser sólo de ustedes dos y siempre visualizando que el acuerdo no afecte su relación en el futuro.

Si deciden que la responsabilidad sea compartida será de gran utilidad elaborar un Check list doméstico en el que anoten una a una las actividades a realizar, por ejemplo: tender la cama, barrer, trapear, sacudir, lavar la loza y la ropa, asear el baño, sacar la basura, etcétera, y juntos decidan qué tarea realizará cada uno. En este listado habrá actividades que puedan realizar juntos tal como cocinar, limpiar los cristales, podar el césped, entre otras, lo que además de resultarles menos aburrido y más divertido los ayudará a incrementar la convivencia en su relación y, claro, redituarán en un grato aprendizaje del uno al otro, lo que se traducirá en un mayor acoplamiento y crecimiento como pareja.

Las oportunidades de estudio y preparación profesional ofrecen más facilidades que en otros tiempos, lo que nos ha llevado, en muchos casos, a desentendernos de las labores domésticas, provocando que no se tenga el conocimiento necesario —como anteriormente sucedía— de cómo hacer y llevar a cabo dichas actividades. Es decir que al pasar hoy en día la mayor parte de nuestro tiempo en la universidad o en el trabajo, hemos dejado de aprender cómo realizar cada uno de esta labores. Por esta razón, y aunque parezca gracioso, será importante asesorarse y apoyarse con el conocimiento de sus padres o del mismo servicio doméstico que atiende sus hogares pues que si como pareja pensamos en contratar a alguna persona que lleve a cabo las labores del hogar, será necesario tener conocimiento de cómo se hacen las cosas para así poder decirles cómo queremos se realicen las actividades de acuerdo a nuestros gustos y necesidades.

Recuerda que gran parte de la adaptación de ambos dependerá de esta organización, ya que no debemos de olvidar que cada uno viene de un hogar con costumbres e ideas diferentes, las cuales saldrán a relucir al momento de compartir y convivir “bajo el mismo techo”.

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